PARASITOLOGÍA
  Triada Ecológica
 

         La ecología del parasitismo se refiere a la vasta gama de interacciones en que el parásito realiza con todo el entorno que lo rodea, en su hábitat y en especial con los factores tanto bióticos como abióticos de su micro-hábitat en el huésped con los que está en estrecha relación.

          Para poder entender la ecología del parasitismo, es necesario comprender los factores ecológicos para relacionarlos con las poblaciones de organismos parásitos. Estos son conocidos como la Triada ecológica y son los siguientes:

Parásito    à Microsistema o micro-ambiente à          Sustrato endobiótico (hospedero)

         Analicemos cada uno de ellos.

1.- EL PARÁSITO:

       Se define como parásito a todo ser vivo, vegetal o animal, que pasa toda, o parte de su existencia, a expensas de otro ser vivo, generalmente más potente que él (hospedero), del cual vive causándole daño, que puede ser aparente o inaparente, y con quien tiene una dependencia obligada y unilateral.

Existen diversos tipos de parasitismo:

1. Parasitismo obligatorio: Los parásitos necesitan para vivir hacer vida parasitaria. Este estado puede ser permanente, permanente estacionario, periódico o temporario.

2. Parasitismo facultativo: Son seres de vida libre que en circunstancias favorables hacen vida parasitaria.

3. Parasitismo accidental: No son parásitos verdaderos, pero ocasionalmente pueden serlo.

4. Parasitismo extraviado: Parásitos de los animales que anormalmente pueden encontrarse en el hombre.

5. Parasitismo errático: Cuando la localización del parásito, en el huésped, no es en el órgano o tejido habituales.

CICLOS DE VIDA DEL PARÁSITO

1. Ciclos directos (monoxenos): Son aquellos en los que no es necesaria la presencia de un huésped intermediario. Pueden ser cortos -donde la forma emitida es la infectante- o largos, donde la forma emitida necesita un determinado tiempo en el medio (generalmente el suelo) para transformarse en infectante. En general, los parásitos con ciclos directos cortos son cosmopolitas y los directos largos están condicionados por las situaciones climáticas.

2. Ciclos indirectos (heteroxenos): Son los que necesitan un huésped intermediario para completar su ciclo. La presencia de estas parasitosis en un área determinada depende de la existencia de ese huésped intermediario.

CARACTERÍSTICAS MÁS IMPORTANTES DE LOS PARÁSITOS

Resistencia al medio exterior: Para enfrentar los factores climáticos y algunos agentes químicos, los huevos, quistes o larvas se protegen con cubiertas proteicas que los hacen resistentes.

Patogenicidad: Está relacionada con la morbilidad y la mortalidad. Algunos parásitos son patógenos por sí mismos, y otros lo son, dependiendo de las características del huésped; esto hace que un mismo parásito pueda o no producir enfermedad. Por esta razón existen el portador sano y los parásitos oportunistas, que se manifiestan en pacientes inmunocomprometidos.

Autoinfección: Es la forma para que el parásito permanezca por más tiempo en el huésped. Puede ser autoexoinfección, en la que está en el exterior un tiempo muy corto; o autoendoinfección, en la que se multiplica dentro del huésped, y la recontaminación se hace en el interior del mismo.

Prepatencia: Es el tiempo que transcurre entre la entrada del parásito al huésped y la demostración de éste, o sus formas de desarrollo, ya sea por la observación directa, estudios bioquímicos, cultivos, etc.

Viabilidad: Es importante que las formas emitidas al exterior por el parásito sean viables a través de estructuras resistentes, tanto al medio como a los huéspedes intermediarios. Se asegura de esta forma la continuidad del ciclo y su permanencia.

Diapausa: Es el estado en que muchas veces las larvas de los parásitos permanecen en el organismo del huésped en forma latente -encapsuladas o formando quistes- para evadir la respuesta inmunológica.

Longevidad: La longevidad de un parásito admite dos formas: longevidad verdadera, cuando permanecen muchos años en un organismo; o perpetuándose -por medio de la autoinfección- aunque el parásito tenga vida muy corta.

Fecundidad: La capacidad para emitir determinada cantidad de formas parasitarias le sirve al parásito para perpetuarse. Es útil conocerla, ya que a través de ello (por ejemplo, en los helmintos, postura diaria de huevos), es posible hacer el cálculo aproximado del número de parásitos que infectan al huésped.

Evasión de la respuesta inmune: cuando un parásito entra en un organismo éste trata de eliminarlo al reconocerlo como agente extraño, y aquél pone en funcionamiento una serie de elementos para evadir el ataque, y poder así permanecer en el huésped. Desarrolla para ello distintos “mecanismos de escape”, entre los que podemos citar:

1. Producción de variaciones antigénicas en la membrana: el parásito posee en su superficie glicoproteínas que funcionan como antígenos. Cuando penetra en el organismo elabora una serie de estos Ag, y el huésped responde elaborando anticuerpos, pero cuando éstos llegan al parásito ya se produjo una variante en el código genético de las glicoproteínas, no pudiendo ser atacado.

2. Reclusión: el parásito se localiza en zonas de difícil acceso para el sistema inmune: dentro de las células, formando quistes, o en órganos como el ojo y el cerebro, que tienen baja respuesta inmunológica.

3. Rapidez de multiplicación: algunos parásitos pueden cambiar rápidamente de un estadio a otro, con velocidad mayor que la que tiene el huésped para elaborar sus anticuerpos; en consecuencia, cuando llegan para atacar al parásito no lo reconocen, porque el nuevo estadio tiene otros antígenos.

4. Dinámica de membrana o capping: el parásito tiene Ag sobre su superficie, el huésped genera Ac y se forman los complejos Ag-Ac, se produce un movimiento de membrana y todos estos complejos se localizan en un punto, formando un casquete o capping que es secretado, eliminado al exterior o fagocitado.

5. Liberación de factores bloqueantes: el huésped elabora anticuerpos para eliminar al parásito, y éste responde liberando al medio sustancias bloqueantes que los inactivan.

2.- EL HOSPEDERO

         El hospedero es el individuo en el cual se aloja el parásito y le proporciona condiciones para su subsistencia como alimento, estímulo hormonal para su maduración sexual, y para su crecimiento o simplemente protección.

         Se denomina hospedero definitivo al que permite al parásito desarrollar las formas adultas y sexuadas. y hospedero intermediario al que tiene formas en desarrollo, o que se reproducen de manera asexuada. El hospedero accidental es aquél en el cual el parásito no reside comúnmente, porque las condiciones no son adecuadas para su desarrollo, y en consecuencia no puede completar su ciclo evolutivo.

         Para que se produzca una parasitosis es necesario que confluyan varios factores en el huésped:

Factores genéticos y raciales:

Se observó que determinadas razas se infectan más que otras, como también que dentro de una misma comunidad, con individuos con las mismas características sociales y raciales, algunos se infectan y otros no, lo que estaría relacionado con determinados patrones genéticos.

Factores nutricionales:

También los trastornos nutricionales graves pueden influir en la resistencia del huésped, debido a sus efectos sobre los mecanismos inmunológicos. La dieta y el estado nutricional del huésped son de considerable importancia en las formas clínicas de las parasitosis, tanto en la determinación de la presencia de síntomas, como en la gravedad de ellos, ya que los parásitos para nutrirse, crecer y, a veces, reproducirse, utilizan todos los nutrientes que les provee el huésped.

Factores inmunológicos:

         Existen distintos tipos de comportamiento relacionados con la inmunidad: entre el huésped y el parásito se establece un equilibrio de inmunorregulación para que ambos sobrevivan. Una vez que el parásito entra en el huésped, éste desarrolla una respuesta inmunológica en la que participan anticuerpos, células efectoras y complemento, y aquél desarrolla sus mecanismos de escape. Hay que destacar que para cada pareja huésped-parásito hay un tipo de respuesta inmune y un mecanismo de escape específicos.

1. Inmunidad esterilizante:

El parásito enferma al huésped, luego éste se recupera clínicamente y queda inmunizado contra ese parásito. Por ello no se produce reinfección.

2. Inmunidad concomitante:

Es el estado de inmunidad del huésped a la reinfección o superinfección existente, inducida por la presencia de una población parasitaria tolerada por el huésped, contra una sobrecarga de esa misma población. Este tipo de inmunidad no destruye a los organismos; la respuesta inmune depende de la supervivencia dentro o sobre el huésped. La inmunidad desaparece cuando son eliminados los parásitos y el huésped es susceptible otra vez a esa noxa.

3. Inmunidad innata:

Es la inmunidad presente en un organismo desde su nacimiento y comprende factores genéticos, edad, desarrollo, cambios metabólicos y hormonales que tienen influencia en el estado de inmunidad; más elementos como la piel y las mucosas, que son barreras naturales.

4. Inmunodepresión:

La respuesta inmune se encuentra disminuida o inhibida en forma transitoria, favoreciendo la permanencia y reproducción de los parásitos.

5. Factores etológicos o de comportamiento:

Están directamente relacionados con los hábitos y costumbres del huésped. Saber cómo vive, cómo ingiere y prepara sus alimentos, sus condiciones de higiene, etc., dan una información de cómo adquiere las parasitosis, y es información esencial para establecer una estrategia de prevención.

Factores sociales:

Existe una relación directa entre parasitosis y condiciones socioeconómicas y culturales. Son factores fuertemente predisponentes el hacinamiento, la falta de agua potable, las viviendas deficientes, la desnutrición y la falta de educación sanitaria.

3.- EL MEDIO AMBIENTE

         El medio ambiente relaciona al huésped con el parásito y puede ser un importante factor determinante para que exista enfermedad por parásitos. Tres elementos son fundamentales: el suelo, el agua y las condiciones geográficoclimáticas.

El suelo:

         Además puede ser un excelente medio para la conservación de estos últimos.

          Los factores del suelo que favorecen la supervivencia de los parásitos son la humedad, la consistencia y composición (humus, arcilla, etc.) para determinadas parasitosis, sobre todo las helmintiasis, el suelo se comporta como un huésped intermediario ya que recibe heces o agua contaminadas con parásitos en estadios no infectantes, y les ofrece condiciones de desarrollo, para que en determinado tiempo se transformen en estadios infectantes.

El agua:

Puede actuar como vehículo y diseminante de determinadas parasitosis; y ser necesaria para que los parásitos completen su ciclo biológico por alojar y/o desarrollar huéspedes intermediarios.

Condiciones geográfico-climáticas:

La humedad, las lluvias, la temperatura, la vegetación, la latitud, la altitud, etc. pueden favorecer o entorpecer el desarrollo de parásitos y sus vectores o reservorios animales, determinando así la distribución geográfica de las parasitosis.

 

BARRERAS ECOLÓGICAS

a)      Falta o ausencia de condiciones necesarias para su desarrollo.

b)      Resistencia del huésped.

c)       Incapacidad del parásito para penetrar la superficie externa del huésped.

d)      Presencia de otros parásitos.

e)      Invasivilidad del parásito.


        

 
 
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